Reflexiones sobre el Salmo 23 parte 1


El Salmo 23 es uno de los pasajes bíblicos que más se conocen alrededor del mundo. En mi caso, lo memoricé desde muy pequeño. Pasarían muchos años hasta que descubriera las riquezas que encierra este salmo.

Es maravilloso poder profundizar en las Escrituras, la Palabra de Dios es una fuente inagotable de sabiduría. Lo que el Salmo 23 enseña es tan rico que utilizaré una entrada por cada uno de sus seis versículos.

El Salmo 23 nos revela el camino que pasamos para madurar. Ya en otras entradas, la serie sobre el camino de Jacob, expliqué ese proceso. Ahora, lo veremos desde la perspectiva de David. Comencemos, pues, en esta maravillosa aventura.

El camino del creyente es difícil, muy difícil... bueno, eso es lo que dicen los creyentes. Sin embargo, las Escrituras nos dicen que es un camino de amor, y el mismo Maestro nos dice que su yugo es fácil y ligera la carga (Mt. 11:30); aún más, el Apóstol Pablo se refiere a las dificultades que pasamos como "leves" y "momentáneas" (2 Co. 4:17); y que decir de Santiago, que nos ordenas a "tener sumo gozo" el pasar por las diversas pruebas".

Entonces, ¿por qué se nos hace difícil? Porque dentro de nosotros lucha algo que se llama carne. Es nuestra antigua manera de percibir y experimentar la vida; esa que construimos día a día cuando aún no conocíamos al Señor Jesús. Esa vida tiene dos características: es egoísta (ve por sí misma) y es independiente (rebelde ante Dios). No se trata de que fuéramos "buenos" o "malos" según nuestro criterio, sino que, ante Dios, éramos sus enemigos por orgullosos y rebeldes.

Cuando venimos a Cristo, somos hechos de nuevo, se nos da el nivel de santos. Pero, desgraciadamente, esa antigua manera de ser no se da por vencida y lucha por tomar control de nuestra vida. Dios se toma su tiempo para destruirla, es paciente y amoroso, pues sabe lo que nos duele reconocer que estamos equivocados y que lo necesitamos. Por eso aparenta ser difícil la vida en Cristo, porque le duele a nuestra carne; y cuando se duele, nosotros nos dolemos, pues no estamos bien dispuestos a dejar de lado nuestro egoísmo e independencia.

¿Qué tiene que ver el Salmo 23? pues todo. Porque nos narra las tres etapas en las que áreas de nuestra carne se van destruyendo. Vamos a comenzar:
"El señor es mi Pastor; nada me faltará" Salmo 23:1
¡Qué pequeño versículo, pero cuantas verdades encierra!

Primero, quiero que te des cuenta que el verso comienza diciendo "El Señor"; ¿Porqué? porque todo tiene que estar centrado en Él. Porque todo comienza con Dios, continúa con Dios y termina con Dios. Si el dinero, las posesiones, un pastor, una Iglesia, tu pareja, tu trabajo, es tu pastor, entonces no funciona. El pasaje es claro en esto cuando identifica al Señor como la fuente de nuestra seguridad. 

Como complemento, notamos que David utiliza la figura del Pastor para referirse a su relación con Dios. ¿Porque la de un Pastor y no alguna otra figura? Bueno, en primer lugar porque, si recordamos, David era un pastor de ovejas, por lo que conocía perfectamente la relación que un Pastor tiene con su oveja.

El punto importante de esto es que el Pastor y la oveja tienen una relación estrecha. No es de iguales, la oveja es 100% dependiente del Pastor para todo. Lo necesita para comer, para tomar agua, para que le indique cuando salir, cuando entrar. Las ovejas, a diferencia de lo que sucede en las caricaturas, en la vida real, si ven un lobo u otro depredador, no salen corriendo, se quedan paralizadas. Dependen de que su Pastor lo defienda.

Habemos muchos que creemos que podemos ser autosuficientes. vamos por la vida actuando de acuerdo a nuestros deseos y pensamientos. Cuando nos va mal, entonces nos ponemos a repetir este texto. Pero no funciona así. Para que todos los principios bíblicos se puedan hacer una realidad en tu vida, es necesario que aprendamos a vivir en este principio supremo: nuestra vida debe ser completamente dependiente de Dios.

Cuando nuestra vida es completamente dependiente de Dios, solo entonces podemos declarar: "nada me faltará". Pero, espera un momento, el que nada me falte no trata de lo que yo considero que me falta, sino de lo que el Pastor sabe que me hace falta. Él decide y yo respondo su amor. Él es el Pastor y yo la oveja.

Debemos entender esto, nosotros somos completamente dependientes de Dios, y Él se encarga de nuestras necesidades reales. Ahora, entiendo que nadie depende de Dios totalmente, a medida que maduramos nos hacemos más dependientes del Eterno. Como soy una oveja, yo no sé cómo llegar a niveles más profundos de Dios en cuanto a depender de Él. Es por eso que el Pastor tiene trazado un camino para que logremos ser siervos de excelencia. 

¿Cuál es ese camino? Los versos restantes de este salmo nos lo explicarán. Y nosotros lo aprenderemos en las siguientes entradas. Dios te bendiga.

Comentarios

  1. pues si ya en realidad tiene relación con lo de jacob.más aquí en esto que compartes se espande la visión de lo que Dios obra atravez
    de este versículo.gracias muy bueno y esperaré la secuencia Dios te siga usando para ser bendecidos con tu sabiduría.

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