¿Una vez más?



¡Cuántas tragedias vivimos los seres humanos cada día! En mi país, México, la inseguridad cada vez es más grande; las tragedias nos alcanzan a todos, la corrupción y la maldad crecen exponencialmente. La verdad es que muchos están cansados de vivir. Hacemos eco de las palabras de la genial Mafalda cuando, arriba de un banco y de frente a un globo terraqueo, dice: "Paren el mundo, me quiero bajar".

Pero, lo terrible no es lo que sucede alrededor de nosotros. Lo verdaderamente preocupante es lo que sucede DENTRO de nosotros. Ya lo dice Santiago que los males salen de nuestro corazón (Stg. 4:1). Y sí, la humanidad está enferma de egoísmo e independencia. Y aún los creyentes solemos manejar altas dosis de egoísmo y rebeldía en nuestra vida diaria.

Es por eso que Dios comienza a trabajar en nuestra vida; para moldearla y transformarla. Hay muchas formas de ser quebrantado por Dios, Él tiene muchos caminos para hacer que los que seguimos sus pasos aprendamos a amar al nivel que amó el Señor Jesús. Hoy quiero hablar de uno de esos caminos: cuando parece que Dios nos abandonó.

¿Te ha pasado? pareciera que te quedas estancado, mientras los demás avanzan. Tratas de ser fiel, intentas vencer una y otra vez aquellos pecados que te acosan. Pero, al final, de alguna u otra manera, terminar vencido y en el mismo lugar. 

¿Porqué sucede esto? La primer cosa que sé es que si Dios decide que esta prueba venga a nuestra vida, es por que lo necesitamos. Pero, también, me he dado cuenta que esta forma de humillación, tan necesaria para nuestra tendencia a creernos mucho y ser egoístas, esta diseñada para aprender a depender de Dios y no de nuestros intentos.

Es frustrante cuando hacemos todo lo que se supone que se debe de hacer y no hay resultados visibles. Oramos, leemos la Biblia, vamos al templo con regularidad, pero las cosas no cambian. Todo sigue igual. 

Lo mismo le sucedió a Pedro y a los discípulos. En Juan 21 se nos narra que se fueron a pescar. Ellos ya habían experimentado apariciones de su Maestro resucitado; pero no sabían que más hacer. Así que hicieron lo que sabían hacer: ir a pescar. A veces es así, tenemos algún encuentro con Dios, pero no lo podemos abrazar con totalidad. y no nos queda más que hacer lo que siempre hacemos.

Y pescaron toda la noche... perdón, intentaron pescar. Porque durante toda la noche aventaron las redes y ningún pez cayó. Tanto esfuerzo para nada. Sin embargo, algo maravilloso estaba por suceder...

Puedes observar que la disciplina de Dios no es para siempre, tiene un inicio y tiene un final; decretado por Dios. No importa si hoy te sientes abandonado, si crees que tus esfuerzos no están dando ningún fruto; no te desesperes; que tu noche tiene un final decretado por Dios.

Y al fin de la noche hay un encuentro con Dios.. Imagina por un momento el sentimiento de esos discípulos. Estaban cansados, toda la noche estuvieron trabajando; ya querían irse a casa. Aún más. Aumenta al cansancio la frustración. No eran unos flojos, tampoco abortaron la misión a media noche; y, con todo, no lograron pescar nada.

Y a veces... Dios nos permite trabajar, y trabajar, y trabajar... hasta que nuestras fuerzas humanas se agotan, hasta que la frustración entierra nuestras buenas intenciones y planes. ¿Y qué queda? un corazón frustrado y cansado. Una pequeña barca. Unas redes vacías. Ningún pez. Nuestro orgullo está hecho polvo. Nuestra independencia, el "yo solo puedo" ya no está. Las ilusiones están tan vacías como las redes... Es entonces, solo entonces, que aparece Él.

Y les dice, "echen la red una vez más". Y Pedro responde: "en tu Nombre lo haré". Aún no has llegado al final. Aún escucharás la trompeta llamándote y su voz diciéndote: "inténtalo una vez más". Solo que ya no seremos los mismos, ya no confiaremos en nosotros y, como Pedro, diremos: "lo haré, en tu Nombre"

Él viene en camino, sigue echando la red...

Comentarios

  1. Me encanta y me ayuda lo que escribes, por favor sigue haciendolo. Bendiciones

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    1. Gracias por leerme. He estado muy ocupado. Pero trataré de retomar el blog y seguir escribiendo, gracias por tu comentario, me anima a seguir.

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