De león y de dragones: Las Crónicas de Narnia
Hace algunos ayeres tenía otro blog, solo escribí algunas pocas entradas, pero esta es una de las que rescaté y hoy quiero compartirla.
C. S. Lewis, autor de las Crónicas de
Narnia, era un creyente y apologista que tenía un profundo razonamiento de la
vida cristiana. Sus Crónicas de Narnia están llenas de mensajes de los
fundamentos de la vida cristiana. Como cuando Aslán se sacrifica en favor del
niño traidor para salvarlo.
Antier tuve la oportunidad de ir con unos
amigos a ver la tercera entrega de las Crónicas de Narnia, el viajero del alba,
en su versión cinematográfica. La verdad es impactante los efectos y la
historia. Como en todas las películas la adaptación de un libro cambia en la
historia que se desarrolla ante nuestros ojos, aunque muchos mensajes quedan
intactos.
Algo que me hubiera gustado ver más apegado
al libro es la parte donde Eustaquio se convierte en dragón. Porque es una
analogía muy vívida de la carne que habita en nuestros miembros. Es la
manifestación de todo el egoísmo e independencia que habitan dentro del ser
humano. Aún más, la forma en que Aslán trata con esa parte en la vida de
Eustaquio es impresionante en la historia del libro.
En el libro, Aslán le dice a Eustaquio que
se quite la piel de dragón, pero al desgarrarse la piel, otro dragón vuelve a
salir. Al final son las garras de Aslán las que libran a Eustaquio de su
esencia de dragón y lo transforman para siempre. No es un acto dulce, sino
violento; porque tal es el trato que se da a la carne.
Los creyentes solemos hablar mucho... de
los demás; pero la realidad es que Dios está interesado en transformarnos a
nosotros mismos. ¡Qué difícil es reconocer lo que somos! Tienen que suceder
cosas en nuestra vida que evidencien las actitudes de dragón que habitan dentro
de nosotros.
Al final llega el momento en que vencidos,
y después de tratar una y otra vez, caemos vencidos a los pies de nuestro amado
salvador. Solo entonces estamos listos para ser tratados por la rudeza amorosa
de Dios. Sí, porque nuestro Dios también es fuego consumidor. Y la madurez
verdadera solo llegará a nuestra vida cuando conozcamos a nuestro Señor como
Señor y Salvador, como Cordero, pero también como el Gran León.
Este es el tema principal de la genial
alegoría de Hanna Hurnard, Pies de ciervas en los lugares altos; el hermano
Rick Joyner habla sobre esta verdad una y otra vez en las visiones que ha
recibido; igual Watchman Nee en su libro "La liberación del
Espíritu". Esta es una gran verdad que muy pocos de nosotros entendemos y muchos
menos la queremos vivir... pero que es necesaria. Que Dios en su misericordia
nos permita pasar por esa gloriosa experiencia, nos sostenga y estaremos listos
para enfrentar las cosas que se han de desatar sobre la tierra. En fin, que
hermoso es verlo en una pantalla en 3d, aunque la versión en pantalla se haya
quedado corta.
Para terminar, me agradó
mucho que no diluyeran el mensaje final, cuando le dice Aslan a Lucy y Edmond
que no regresarán a Narnia, los niños le preguntan si ya no los va a cuidar y
Aslan les dice que cuando regresen a su mundo lo busquen, que allí tiene otro
nombre. El de nuestro Señor Jesús: El León de la Tribu de Judá.
Y me gustó mucho cuando el pequeño ratón llega al cielo, se me imaginaba al Apóstol Pablo diciendo "En cuanto a mí, he terminado mi carrera...". Me conmueve verlo enterrar su espada, porque ya no la iba a usar, y entrar al Reino de Aslan. "siempre más adentro y más profundo" como dice el libro.
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