¿Cómo conocer la Voluntad de Dios para mi vida?


Hace unos años, en este mismo blog, escribí una entrada sobre el cómo conocer la voluntad de Dios. Al pasar el tiempo, y después de unos procesos en mi propia vida, quiero reflexionar sobre este punto. Y es que, al final de cuentas, no existirá lugar más seguro para nosotros que permanecer en el centro de su voluntad... aunque estemos en medio de la más terrible persecución y escasez. En cambio, si nos salimos de su voluntad, estamos en gran peligro... aunque humanamente nos encontremos prósperos y todo esté saliendo como siempre soñamos.

Y es que en la vida nos enfrentamos a encrucijadas: ¿Con quién me casaré? ¿Me debo cambiar de Iglesia? ¿En que ministerio servir? ¿Nos cambiamos de casa? ¿Vale la pena seguir luchando por el matrimonio? ¿Cuál carrera escoger? ¿Es tiempo de servir a Dios a tiempo completo? Por mencionar algunas. Es el momento en el que preguntamos a Dios, en el que pedimos señales, en el que esperamos alguna profecía, etc. ¿Existe alguna forma de saber su voluntad? Si has leído mi blog,sabes la respuesta, que los métodos están de más, que no sirven. Lo que importan son los Principios Bíblicos y para este tema tomaremos en consideración tres:

Meditemos en Marcos 14:32-42. El Maestro está a punto de comenzar el proceso de su martirio y se dirige a Getsemaní, necesita tiempo en oración con su Padre y se lleva a sus tres amigos: Pedro, Juan y Jacobo, a quienes les pide orar con él, porque se sentía muy angustiado. Los deja "orando" para irse más adelante y estar a solas. Ellos no oran, se quedan dormidos. El Señor les dice: "Velen y oren para que no entren en tentación, el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil", Pero ellos se vuelven a dormir. Mientras ellos duermen, Él ora al Padre: "Si es posible, pase de mí esta copa, pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya". A la tercera vez les dice: "Dormid ya, y descansad. Basta, la hora ha venido; he aquí, el Hijo del Hombre es entregado en manos de los pecadores.Levantaos, vamos; he aquí, se acerca el que me entrega".

Grandes principios encontramos aquí.

Principio 1. Si no te preparas, el día de crisis te puede sorprender

A pesar de que el Señor les dijo a sus discípulos que velaran y oraran, ellos prefirieron dormir. Cuando llegó el momento de la prueba, no estaban listos para enfrentarla. Se me hace muy interesante que el Señor les dice que durmieran y descansaran, luego les dice levántense, vamos. Por lo que podemos ver que no se refería a que siguieran durmiendo físicamente, sino que era muy tarde para velar. De hecho les dice: "Basta".

Cuando llega el momento de la crisis, volteamos al cielo y preguntamos: ¿Cuál es tu voluntad? ¿Qué es lo que tengo que hacer? Y no recibimos respuesta. El gran problema es que antes de eso no nos encontrábamos velando en oración Y que se entienda claramente que la oración hecha solo para obtener respuesta no es garantía de que Dios responda. No son los métodos. Es la oración que busca la intimidad con Dios. Es una vida de intimidad con Dios la que nos permite entender la voluntad de Dios en medio de una encrucijada. ¿A quién le platicas tus planes? no a cualquier persona, los compartes con tus amigos. Lo mismo hace Dios.

Getsemaní era la culminación de una vida de oración e intimidad entre El Señor Jesús y el Padre. El clímax en el cual el Maestro se presenta y es encontrado aprobado delante de Dios. la mayor muestra de que el máximo deseo del Señor era hacer la voluntad de Dios. Ese era su estilo de vida, no así sus discípulos. Por eso, cuando llegó el momento, no estaban preparados para enfrentar lo que se venía.

De tal manera que conocer la voluntad de Dios para nuestra vida debería ser algo normal ¿no crees? El conocimiento de su voluntad es un indicador de la profundidad de nuestra relación con Él. Y sí, estoy consciente que a veces Dios no clarifica lo que quiere y nos hace andar en fe, pero eso también es conocer su voluntad; saber cuando es el tiempo de avanzar por fe y cuando debemos esperar.

Si no nos preparamos, entonces escucharemos al Señor decir: "Basta"; es decir, ya no es el momento para preguntar, la crisis nos atrapó, sufriremos las consecuencias. Aún así, Él nos sigo amando, y como Pedro tendremos una nueva oportunidad. Por no estar velando, Pedro negó al Señor, pero fue perdonado y aprendió su lección. No esperemos a aprender "por las malas", es mejor velar y estar preparados, así cuando llegue la crisis estaremos listos para enfrentarla.

Desgraciadamente, muchos cristianos se enojan con Dios al no estar preparados, al tomar malas decisiones, culpan a Dios diciendo "yo pregunté y no me dijo nada". Es el caso de Saúl, quien, al perder su comunión con Dios, dejó de ser dirigido por Él. Al final, no se arrepintió, terminó consultando a una adivina (ver 1 Samuel 28:6-7). Por mucho que tengamos buenas intenciones (como Pedro, que estaba seguro que no iba a abandonar a su Señor) si no nos preparamos seremos encontrados en condiciones no idóneas para enfrentar las crisis tomando buenas decisiones.

Entonces, la vida de intimidad con Dios es el primer principio que hay que guardar para entender su voluntad. Hay otro aspecto importante, y sobre esto tiene que ver los siguientes dos principios: la obediencia.

Principio 2. ¿Qué tanto he obedecido en el pasado su voluntad?

La revelación presente de la voluntad de Dios depende en gran medida a nuestro sometimiento a su voluntad en el pasado. Por eso decía que en Getsemaní encontramos el clímax de la obediencia del Señor Jesús, es allí donde dice: "no me gustaría pasar por esto, pero si es tu voluntad, lo haré con gusto", Es allí donde tomo la decisión de enfrentar la cruz. Esta gran decisión la pudo tomar porque Él estaba acostumbrado a obedecer a Dios (ver Juan 5:30; 6:38).

Si hoy no estás recibiendo dirección clara de parte de Dios, dile que te muestre si en el pasado has desobedecido su voluntad. Cuando no obedecemos a Dios, no somos dirigidos por Dios. Por eso, si quieres conocer su voluntad, el primer paso será arrepentirse de las veces que no se ha obedecido a Dios. Por lo que llegamos al verdadero punto de la cuestión:

Los discípulos no obedecieron la orden de orar. Podrían argumentar que estaban cansados, recuerda que ese día por la mañana viajaron, prepararon la cena; comieron, les lavaron los pies, escucharon los últimos discursos de su maestro y terminaron con una oración. No cabe duda que estaban agotados, su carne era débil, pero su espíritu estaba dispuesto. Si hubieran obedecido, la crisis los hubiera encontrado preparados (esta fue una lección que aprendieron).

Y es el momento de deshacernos de nuestro pretextos. ¿Por qué no obedeciste a Dios?. Tal vez razonaste "si Dios no quiere que me case con él ¿porque tengo estos sentimientos?"; o le echaste la culpa a alguien más, "yo lo estaba intentando, pero mi esposa (esposo, pastor, amigo) no me apoyó"; nuestro corazón es experto en poner pretextos de porqué no obedecimos; pero son solo eso, pretextos. Hay que arrepentirnos de ellos.

Principio 3. ¿Estoy dispuesto a obedecer? 

Este es el principio clave. te puedo hablar de muchas formas en que Dios revela su voluntad, pero si no quieres obedecer, no servirá de nada. Y no se trata de decir que se va a obedecer, pues Dios conoce nuestro corazón y sabe si obedeceremos o no.

Pensemos, ¿Te has dado cuenta que la mayoría de nosotros pensamos en la voluntad de Dios en términos negativos? Es decir, creemos que aceptar su voluntad es pasar por problemas, escasez, que se nos van a negar todos nuestros deseos, etc. Pero no es así. Aunque la voluntad de Dios nos lleva a la cruz (la negación de uno mismo), también es cierto que es esa misma voluntad la que nos permite disfrutar de la resurrección y la glorificación. Para que la mesa sea puesta para nosotros delante de nuestros enemigos, es necesario pasar por el valle de sombra de muerte (ver Salmo 23).

La verdad es que muchos no quieren realmente la voluntad de Dios porque le tienen miedo. ¿Por qué le tienen miedo? Porque no han avanzado en su intimidad con Él. Intimar con Él es encontrar su amor, y el perfecto amor echa fuera el temor. Es hasta que estás en su voluntad, hasta que la vives, hasta que aprendes a obedecer, que eres libre para estar seguro en Dios.

También, nos debemos preguntar: ¿en verdad buscamos la voluntad de Dios o simplemente queremos la confirmación de nuestros planes y sueños? queremos su voluntad, ¿o solo queremos evitar el dolor de una mala decisión? Cuando estamos dispuestos a obedecer, la voluntad de Dios nos será revelada.

Una advertencia final

La verdad es que hay tiempos en los que Dios calla y nos enseña a permanecer. Pero aún así, Él nos dice que estamos en esos tiempos. Dios no solo es nuestro salvador, es nuestro Señor, y cómo tal, su voluntad es perfecta, amorosa y sabia, tal cómo Él es. Y te puedo decir, como dije antes, no hay lugar más seguro que estar en medio de ella. Bendiciones.

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