Como conocer la voluntad de Dios para mi


¿Cómo sé cuál es la voluntad de Dios para mi vida? es una de las preguntas que me hacen de forma muy común. Como mencioné en las dos entradas anteriores, yo creo que Dios tiene un propósito específico para la vida de cada creyente. En esas entradas expliqué porqué lo creo, así que en esta me centraré en explicar cómo saber la voluntad de Dios.

Al meditar en el asunto de porqué a veces Dios no nos revela su voluntad descubrí una cosa. El problema principal no es si le pregunto a Dios sobre su voluntad para mi vida; la raíz del asunto es sobre si de verdad estoy dispuesto a obedecer.

En este sentido, el creyente debe ir madurando su respuesta a la voluntad de Dios. Cuando es un niño espiritual, suele obedecer la voluntad de Dios porque le produce placer; está en su primer amor, todo es nuevo y se lanza a experimentar lo que Dios tiene para él.

Crece y se vuelve un jóven espiritual, ya es más maduro; pero su respuesta a la voluntad de Dios es imperfecta, porque suele obedecer cuando le conviene y, muchas veces, al obedecer su voluntad lo hace a su manera y en su tiempo; en lugar de hacerlo tal y como Dios quiere. En cambio, el adulto espiritual obedece la voluntad de Dios no porque le provoque placer, o a su manera; obedece porque le produce gozo hacer la voluntad de Dios, tal y como lo hacía el Señor Jesús.

Así que este es un problema más de nuestra carne (esa manera egoísta y personal de ver la vida cuando no teníamos a Dios y que formó uan experiencia de vida en nostros y una manera de ver las cosas de forma personal) en contra del deseo del Espíritu de Dios, quien mora en nosotros.

Muchas veces he visto a los creyentes preguntarle a Dios sobre qué deben hacer, solo para que terminen haciendo su voluntad. «¿Está es mi pareja, Señor?»; Él dice «no», pero terminan casándose con ella. «¿He de tomar esta oportunidad Señor»; la respuesta es negativa, pero de todos modos van y lo hacen.

Ese fue el problema de Balaam (Números 22-25). Cuando Israel estaba por entrar a la Tierra Prometida, Balac, un rey, lo manda traer para que maldiga a Israel. Dios le dice que no vaya; pero Balac está pensando en la recompensa económica; así que se pone a insistir con Dios hasta que le permite ir. ¡Qué trágico! ¡Esto es lo peor que nos puede pasar! que ante nuestra insistencia para hacer nuestra voluntad, Dios diga ve; pero no porque sea su voluntad, sino porque no nos obliga a obedecerlo, sin embargo, la recompensa final será la muerte. Al final Balac se salió con la suya y logró que el pueblo de Isarel pecara y DIos lo castigara. Así, muchos creyentes creen que se salen con la suya, pero no es así.

Lo mismo pasó con el Rey Saúl (1 Samuel 15); Dios lo manda destruir a Amalec junto con todas sus cosas. En este caso Saúl si obedece, a medias. Destruye todo pero guardó lo mejor delbotín para él. Sin embargo, él exclama: «¡Yo cumplí con todo lo que se me mando!». Y así, muchos creyentes obedecen a medias, haciendo o que ellos consideran mejor y no lo que Dios quiere.

Entonces, queda claro que el primer principio para conocer a Dios es estar dispuestos a hacer su voluntad, pues debes de recordar que obedecer su voluntad no es garantía de que todo va a salir bien (al menos no como nosotros esperamos).

Bien, consideremos ahora el Salmo 25:14 (NBD), que dice: «Ser amigo tuyo, oh Dios, es privilegio de quienes te honran. Sólo con ellos compartes los secretos de tu pacto». Déjame decirque no hay tal cosa como un método para saber la voluntad de Dios. Es como si tratáramos de decir que hay un método para comunicarte con tu pareja. No, en las relaciones interpersonales no hay métodos, lo que existen son principios.

Después de establecer el principio de que, para conocer la voluntad de DIos, es necesario estar dispuesto a obedecer su voluntad. El segundo principio en orden, pero el primero en importancia, es que para conocer la voluntad de Dios debes de tener intimidad con Él.

Debes aprender a que tu deseo de hacer su voluntad sea por agradarlo a Él y no por obtener un beneficio personal. Cuando una persona busca la voluntad de Dios bajo estos principios, entonces ten la seguridad de que el Padre le revelará su voluntad.

Y es que hay muchos que no buscan a Dios, no viven una vida de santidad, no se esfuerzan por vivir las disciplinas espirituales. Y creen que por venir y preguntar a Dios respecto a su voluntad, Él está obligado a contestarles. No es así. 

Hay una palabra de advertencia: esto no se logra de la noche a la mañana. En tu vida como cristiano debes de ir edificando una nueva experiencia en Dios, en la cuál aprendas a discernir su voluntad.

Y, aunque ya lo mencioné, considero pertinente repetirlo, la voluntad de Dios nunca ira en contra de las Escrituras. Jamás. Comienza a obedecer las Escrituras y verás como Dios te va revelando, y guiando, acerca de las decisiones que debes de tomar.

Métodos no hay. Dios te puede hablar a través del silencio, la tormenta, una calabaza, una burra, un trueno en el cielo, etc. Él es un Dios creativo. Pero si estás dispuesto a aprender a obedecer, su voluntad te será revelada. 

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