Requisitos para escuchar la voz de Dios
¿Cómo aprende un creyente a escuchar la voz de Dios? Todo empieza con desearlo. Tener un deseo ardiente por escuchar
la voz del Amado. Mas no solo
debes desear escuchar la voz de Dios, además, debes anhelarla por la motivación correcta: conocerlo, tener un
encuentro personal con Él.
Creo que la Iglesia es la primera que ha limitado a Dios en lo que quiere hacer. Soy cristiano de nacimiento y sé por qué afirmo tal cosa. El anhelo profundo por encontrase con Dios, y no con sus bendiciones, es lo que más te sensibiliza para escuchar a Dios, pues el Padre tales adoradores busca.
No te presentes con tu carne. No vayas delante de Dios con
tus logros y metas. Cuando Elías encontró al Señor fue en el peor momento de su
ministerio, cuando más despojado y solo se sentía. Allí, es esa montaña,
aprendió valiosas lecciones sobre la presencia de Dios, tal como Moisés muchos
años antes que él (1 R. 19).
El salmista nos enseña esto claramente: «Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas. Así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?» (Sal. 42:1-2). Los ciervos son animales herbívoros, se alimentan de hierbas. Estos animales tarde o temprano deben bajar a los arroyos a tomar agua, es un momento peligroso para ellos. Los depredadores saben que junto al arroyo es más fácil cazar a los ciervos. Así que allí los esperan. Un ciervo sabe esto, por eso prolonga lo más que puede su visita al arroyo para satisfacer su sed. Conforme pasa el tiempo, su necesidad del preciado líquido aumenta. La sed se vuelve insoportable y comienza a dar gemidos (brama) por el agua.
Así debe de ser nuestra sed de Dios. Una sed que lleve al
corazón a gemir literalmente (cf. Ro. 8:15,19-23).
Cada vez que maduras más en tu caminar cristiano, más es la necesidad de Dios. Algunos piensan que al recibir al Señor, Él satisface una vez y para siempre la sed. No lo creo así. Si miras atentamente lo que le respondió el Señor Jesús a la samaritana podrás entender algo: «Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna» (Jn. 4:13b-14).
Cada vez que maduras más en tu caminar cristiano, más es la necesidad de Dios. Algunos piensan que al recibir al Señor, Él satisface una vez y para siempre la sed. No lo creo así. Si miras atentamente lo que le respondió el Señor Jesús a la samaritana podrás entender algo: «Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna» (Jn. 4:13b-14).
Cuando el Señor Jesús dice que no tendremos sed jamás no se refería a que jamás volveríamos a sentir la «necesidad» de tomar agua, sino a que dispondríamos de una fuente inagotable que nos saciaría. Te voy a dar un secreto que el Señor me reveló: cuando tu sed de Dios se va haciendo más y más grande, la fuente que hay dentro de ti crecerá también. Pero si no tienes sed de Dios, ¿cuál será el tamaño de tu fuente?
Así que, el gemir de un corazón desesperado por la presencia de Dios activará el proceso de escuchar y, mejor aún, conocer a tu Señor. Cuando haces de esta verdad tu prioridad, la madurez, el ser espiritual y cada una de las bendiciones serán consecuencias naturales de esta búsqueda.
A esto se refirió nuestro Señor Jesús cuando dijo: «Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y estas cosas os serán añadidas». ¿A qué más se puede referir con buscar el Reino y su justicia, sino a la búsqueda del fundador de ese Reino? Este es el principal requisito para escuchar su voz, veamos los otros:
1. Estar dispuesto a obedecer.
Esto es consecuencia natural del anterior. ¿Para qué quieres
escuchar la voz de Dios si no la vas a obedecer? Por ejemplo, sé de muchos
hermanos que le piden a Dios: «háblame». Entonces, se despiertan en la
madrugada, sin sueño y con un deseo interno de orar. Sin embargo, no se
levantan porque piensan que es una idea propia. Escuchan pro no obedecen.
Cuando Dios te hable no lo va a hacer para satisfacer tus deseos egoístas. Lo hará para cumplir sus propósitos en tu vida. Por eso es una prioridad obedecer.
Tomemos el ejemplo del joven Samuel que a la voz divina respondió: «habla que tu siervo oye» (1 Sm. 3:10b). Y de Isaías quien delante de Dios dijo: «heme aquí, envíame a mí» (Is. 6:8b).
2. Estar dispuesto a fracasar.
Sé que desde el título a muchos no les agrada lo que están
leyendo. Pero esta es una gran verdad, si tú quieres escuchar la voz de Dios,
debes estar dispuesto a fracasar.
En problema es que en nuestro egoísmo no queremos equivocarnos, tememos ser humillados; y gracias a nuestro temor no hablamos ni hacemos lo que Dios manda. Por eso es importante estar dispuesto a fracasar.
En problema es que en nuestro egoísmo no queremos equivocarnos, tememos ser humillados; y gracias a nuestro temor no hablamos ni hacemos lo que Dios manda. Por eso es importante estar dispuesto a fracasar.
Te voy a decir un secreto: tarde o temprano te vas a equivocar al escuchar la voz de Dios. No se trata de que si «alguna vez» te equivocas, sino de que te vas a equivocar. Puesto que la única fuente de verdad es la Palabra de Dios, ningún ser humano puede ser infalible en escuchar la voz de Dios, la realidad es que nos equivocamos. (Por eso nos necesitamos unos a otros como el Cuerpo de Cristo).
Aprender a usar las funciones de tu espíritu requiere tiempo y práctica. Y, como en todo lo que se aprende, va a haber errores. ¿No es así? Cuando aprendiste a andar en bicicleta hubo errores, muy dolorosos algunos; al aprender tu trabajo también los cometiste; cuando te casas, la inexperiencia te llevó a cometer grandes errores, muchos no se recuperan de ellos.
Aprender a escuchar a Dios también conlleva cometer errores. Por eso es importante que, al recibir lo que crees ser una dirección de Dios para tu vida, la pongas en práctica inmediatamente. Después analiza los resultados, así aprenderás a distinguir la voz de Dios.
Créeme cuando te digo que no existe un método libre de errores para escuchar la voz de Dios. El único libre de errores en el universo es nuestro Dios. Cuando entendemos que va a haber equivocaciones en este proceso, se hace necesario el siguiente punto.
3. Estar dispuesto a ser
responsable.
¿Qué pasa si me equivoco? Entonces, tengo que
ser responsable, pedir disculpas y arreglar lo que provoqué con mi
equivocación. ¿Te quitará mérito esto? Lo dudo. Tu egoísmo y orgullo se van a doler, pero tú
serás conocido como un ser humano que se equivoca, pero que ama profundamente a
Dios.
Esto es ser manso y humilde. Creo que los siervos de Dios tenemos algo de culpa al presentarnos como creyentes que no se equivocan. La gente nos ve como algo muy especial para después, cuando nos equivocamos y no lo reconocemos, caer en descrédito. Es mejor presentarnos como lo que somos: siervos que se están perfeccionando… y que se pueden equivocar.
Conozco a muchos hermanos que no son responsables con lo que hacen. Siempre le echan la culpa a los demás. Por ejemplo, predican que todos deben sanar durante su presentación en una iglesia. Cuando alguien no sana, ni siquiera se detienen a pensar que su punto de vista está equivocado, la respuesta será la «falta de fe» o el «pecado oculto» del enfermo. Por eso, aprende a ser responsable desde ahora.
Toda la Palabra de Dios nos habla de la responsabilidad que tenemos ante Dios de lo que Él nos ha dado (cf. Mt. 25:24-30). Así que aprende a ser responsable y dar cuenta de lo que tienes. Recuerda que no administramos recursos físicos perecederos, administramos recursos espirituales, tus palabras pueden salvar o destruir a una persona.
4. Estar dispuesto a aprender.
No puedes aprender un idioma nuevo sentado en tu casa sin
hacer nada. Se necesita ser instruido; tomar clases; y, si puedes trasladarte al
país donde se habla el idioma que estás aprendiendo, es mucho mejor.
Muchos creyentes no están dispuestos a aprender. Quieren que Dios lo haga todo. Quieren garantías de que no van a tener errores ni fracasos. La verdad que escuchar a Dios y aprender su idioma (la forma en que habla) requiere esfuerzo y tiempo. Al igual que para aprender un idioma nuevo, aprender a escuchar a Dios requiere las siguientes cosas:
- Tiempo. Nadie puede aprender un idioma nuevo si no le dedica tiempo. Lo mismo sucede cuando se está aprendiendo a escuchar a Dios. Vivimos en una sociedad vertiginosa y atareada, si no te das tiempo para estar en la presencia de Dios, entonces no lo escucharás. Buscar su presencia es una prioridad. La Palabra nos enseña a invertir tiempo buscando a Dios (2 Cr. 15:2; Sal. 63:1; Jer. 29:13; y toda la Palabra de Dios confirma esta verdad).
- Esfuerzo. Aprender un idioma requiere de esfuerzo. Debes estudiar, aprender, memorizar, asistir a clases, cumplir con tus tareas, entre otras cosas, para poder hablar el nuevo idioma. Así el creyente se debe esforzar para escuchar la voz de Dios. Algunos creen que con orar un poco será suficiente para escuchar su voz. El Señor Jesús dijo «Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá» (Mt. 7:7,8). Cuando analizamos el griego, este pasaje debe ser entendido de la siguiente manera: «Pidan y sigan pidiendo; busquen y sigan buscando, llamen y sigan llamando». Eso es esfuerzo. El Señor se agrada de una búsqueda apasionada manifestada en el esfuerzo por encontrarlo.
- Compañerismo. ¿Cuál es la mejor forma de aprender un idioma? Practicarlo con aquellos que lo hablan. Esa es la mejor manera de hacerlo. Hay un principio que te ayudará a escuchar a Dios: rodéate de personas que anhelan encontrar su Gloria, que saben escuchar su voz. En la medida de lo posible, busca una persona más madura que tú y aprende de ella. Esto es bíblico, mira, Timoteo aprendió de Pablo; Eliseo de Elías, y así, tú puedes aprender de alguien más maduro.
- Paciencia. No aprendes a hablar un idioma de la noche a la mañana. De igual manera aprender a escuchar su voz requiere tiempo. No te desesperes, este es un proceso, poco a poco lograrás encontrarte con Dios.
- Desarrollar la habilidad de escuchar. Esta es consecuencia de todo lo que hemos dicho. Solo aquel que se toma el tiempo suficiente para escuchar la voz de Dios puede aprender a escucharlo. Cuando aprendes un lenguaje pones atención en como se pronuncia, así es con Dios. Si estás lleno de miles de cosas, preocupaciones y afanes no desarrollarás el oído necesario para escucharlo. Un oído atento te llevará a estar cerca de su presencia. Recuerda que el silencio adiestra nuestra capacidad auditiva. Por eso la importancia del tiempo a diario a solas con Dios.
Aprender a escuchar a Dios es una gran aventura, y algo primordial para avanzar en nuestro caminar con Dios. Si tienes dudas o preguntas, puedes comentar y con gusto te contestaré.
Hola :JUAN OSORIO :Me interesa contactarme contigo puesto que estoy en esa etapa...sedienta de DIOS he tenido el privilegio de 2 dialogos con ÉL ,pues estoy pasando un momento difícil y el me está sacando de él. Me gustaría me orientadas !De antemano :muchas gracias ! Puedes buscarme en facebook:María Angélica Núñez Oyarce. Y mi Mail es:ANGELICAYTU@LIVE.COM ojala me contestes.
ResponderEliminarHola Angélica acabo de responder tu correo. Muchas bendiciones
EliminarHola Angélica acabo de responder tu correo. Muchas bendiciones
EliminarHola! Me encanto tu blog, no tienes ni idea de cuanto significa para mi, que me orientaras, estoy en un momento particular en mi vida...pero se que Dios es quien tiene las respuestas, me gustaría me contestaras y me guiaras, anticipadamente gracias y que Dios te siga usando y bendiciendo grandemente, mi correo es graciaventura23@gmail.com
ResponderEliminarGraciacentura gracias por leerme. Ya envíe correo a tu mail. Bendiciones.
EliminarGracia a Diosbpor su vida y que le siga dando sabiduría par guiar a su pueblo, bendiciones
ResponderEliminarGracias a ustedes por tomarse el tiempo para leer el blog. Bendiciones.
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