¿Existe la voluntad perfecta de Dios para mi?
Es común que al entrar a la librería me dirija a la sección de novedades. Encontré uno cuyo tema principal eran los mitos en los que creemos los creyentes. Lo hojeé y un capítulo llamó mi atención.
El capítulo decía que Dios no tiene una voluntad específica para cada uno de nosotros. Es decir, que Él no nos dirá con quien casarnos, donde vivir, cuando cambiar de trabajo, etc.
Esto me puso a pensar. Porque lo que creamos a este respecto afectará la forma en que vivimos. Así que el asunto es: ¿Tiene Dios una voluntad perfecta para mí? o soy yo el que decide y Él me bendice al tomar mi decisión.
Estuve orando para pedirle a Dios que me enseñara en su Palabra sobre esto. Estas son las evidencias que encontré.
1. El ejemplo del Señor Jesús
Como creyentes estamos de acuerdo en una cosa: nuestro ejemplo a seguir es solo uno: el Señor Jesús. Así que la forma en que el reaccionó a la voluntad de Dios podrá darnos luz a este dilema.
En primer lugar, cuando el Maestro nos estaba enseñando a orar exclamó: «que venga tu Reino; que se haga tu voluntad, como en el cielo; así también en la tierra» (Mateo 6:10). Dios es soberano supremo de todas las cosas; el Señor nos enseña a pedir su voluntad en la tierra, para que se obedezca a la perfección como en el cielo.
Si no existiera una voluntad de Dios específica para mi vida, ¿porqué tendría que pedir que se haga su voluntad? Ok. Tal vez se pueda argumentar que el Señor lo dijo de manera general; así que veamos más evidencia:
En segundo lugar, Él Maestro dijo claramente que no vino a la tierra para hacer su propia voluntad, sino que su trabajo era hacer la voluntad de Dios (Juan 4:34). Cada día, el buscaba cumplir con la voluntad del Padre; decía, por ejemplo, que el juicio que emitía era justo porque venía de Dios. Antes de escoger a sus discípulos pasó la noche entera orando, claramente para pedir la dirección de Dios sobre quien tenía que escoger. Si nuestro Señor Jesús trataba de obedecer la voluntad de Dios en su totalidad; y es nuestro ejemplo a seguir, entonces también hay una voluntad específica de DIos que debemos cumplir.
En tercer lugar, la prueba máxima de obediencia a la voluntad específica de Dios la encontramos unas horas antes de su muerte. Cuando en getsemaní oraba de rodillas: «Si es posible, pasé de mí esta copa. Pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya» (Lucas 22:42). Esta lucha por hacer la voluntad del Padre y no la suya propia fue tan grande que hasta sudó gotas de sangre.
El Señor Jesús es nuestro maestro, ejemplo a seguir. El Señor nos enseñó a cumplir con la perfecta voluntad de Dios; así que creo que si hay una voluntad específica de Dios para cada quien.
2. Interrogantes que exigen una respuesta.
Al estar orando sobre este dilema. Preguntas se formularon en mi mente que me llevaron a entender que si hay una voluntad de Dios específica para cada uno de nosotros.
En Proverbios 2:2-7 (y en todo el libro) se nos dice que busquemos sabiduría. La sabiduría es la aplicación correcta del conocimiento para la toma correcta de decisiones. Sobre esta misma línea de pensamiento el escritor de Hebreos dice que una persona espiritual es la que sabe escoger entre lo bueno y lo malo (5:14).
La pregunta que se formula es ¿Para qué pedir sabiduría si podemos elegir loq ue queremos y de todos modos Dios nos va a bendecir? La sabiduría es para elegir lo que Dios le agrada y cumplir con su voluntad. Por eso dice que: «El principio de la sabiduría es el temor (respeto) a Jehová».
1 Corintios 12:4-6 afirma que cada creyente a recibido dones, ministerios y operaciones (del don) conforme a la voluntad de Dios. En los versículos siguientes el apóstol sigue diciendo que todos somos diferentes, pero que los trabajos para Dios se complementan mientras, unidos, establecemos su Reino.
La cuestión a considerar es ¿Para qué nos da dones y ministerios específicos si yo decido por mí mismo desarrollar lo que yo quiero? Piénsalo, incluso nuestros talentos naturales se combinan con los dones espirituales para cumplir con la obra que Dios tiene para nosotros. Lo cual nos hace pensar que Dios si tiene una voluntad específica para nosotros.
Por su parte, cuando el Señor Jesús estaba por morir prometió que mandaría al Espíritu de Dios. Varias funciones le atribuyó: pero una de ellas sería guiarnos a toda la verdad (Juan 16:13).
Y surge la interrogante: ¿Para que necesitamos un guía celestial si no hay un destino trazado para mi vida? Sí. Estoy seguro que la guianza del Señor es respecto a su conocimiento, pero ese conocimiento también revela lo que yo he de hacer para su Gloria.
Pero el texto que más llamó mi atención se encuentra en Efesios 5:15-17. En él el Apóstol Pablo nos dice que no seamos necios, sino sabios; por lo cual debemos de aprovechar bien el tiempo. Mas también dice que seamos «entendidos de cual sea la voluntad de Dios».
No habla de una voluntad general de Dios, sino de la específica para mi vida. Porque dice primero que cuidemos como andamos; luego, que seamos sabios y que busquemos la voluntad de Dios para nosotros. Por eso creo que si existe la voluntad de Dios específica para cada uno de nosotros.
Recuerdo que hace años, cuando era soltero y tenía como 19 años; algunos hermanos me decían que yo escogiera pareja y que Dios de todos modos tendría que bendecirme. Creo que esa es una falta de respeto para nuestro Dios Rey Soberano. Pasaron muchos años, me casé a la edad de 29 años y estoy seguro que mi pareja es la que Dios tenía para mí. Por motivos de espacio no platicaré la historia, pero así fué.
Pero mi invesitigación no termina aquí. Para finalizar quiero comentar algunas advertencias que encontré en las Escrituras.
3. Advertencias en las Escrituras.
Encontré algo interesante en Proverbios, de hecho es tan importante que aparece dos veces en el libro (14:12; 16:25; cf. 12:15). Se nos advierte que hay caminos (decisiones) que nos parecen correctas, pero que pueden tener un final de muerte.
Piénsalo, Dios tiene una voluntad perfecta para nosotros, pero no nos obliga a abrazarla. Sin embargo, sí seremos responsables de las consecuencias de nuestras decisiones. Por eso dice que cuidemos de las decisiones que tomamos. Lo que me lleva a lo siguiente:
Algunos creen que al servir en un ministerio están cumpliendo con la voluntad de Dios, pero no es así. Su deseo para nosotros incluye todas las áreas de la vida y se define por una palabra: obediencia.
Aquí aparece la segunda advertencia. Esta vez por boca del Maestro. En Mateo 7:21-23 nos dice que al cielo no van a entrar los que servían en un ministerio (sanidad, liberación, etc.); tampoco los que lo alababan (diciéndole Señor, Señor); sino, pon atención, «el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos». Más claro no puede estar, sí hay una voluntad de Dios para nosotros.
Por último, las Escrituras nos advierten que tenemos que cambiar nuestros paradigmas (formas de ver la vida) para poder entender la buena voluntad de Dios (Romanos 12:1-2). Como vez la Palabra de Dios es clara, Dios tiene una voluntad para cada uno de nosotros.
Sin embargo, muchos objetan, en base a su propia experiencia, que no existe la voluntad de Dios específica para su vida; o que no les funcionó obedecerla. Este es un tema que trataré en otra entrada.
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