Respuesta a la venida del Espíritu Santo
«Y estaban todos atónitos y perplejos, diciéndose unos a otros: ¿Qué quiere decir esto? Mas otros, burlándose, decían: Están llenos de mosto». Hechos 1:12-13
Hay muchos pasajes de la Biblia en el que se nos relatan cosas
impresionantes; al leerlos me dan muchas ganas de haber estado allí y ser
testigo de ellos; o, me conformaría, con tener un video para poder admirar la
grandeza de Dios e estos hechos. Pentecostés es uno de ellos. El Espíritu Santo
manifestándose por primera vez entre los primeros cristianos. El viento. El
fuego. Ellos predicando en otros idiomas. Muy impresionante.
También nosotros buscamos, en estos tiempos, la manifestación
del Espíritu de Dios. Queremos ver su Gloria manifestada, queremos que nos
llene de su poder; que su Espíritu descienda y haga grandes maravillas, que la
gente descubra el poder y gloria de nuestro Dios. Y es que ya no es un deseo,
se ha convertido en una necesidad.
Sin embargo, a veces los cristianos llegamos a tener
expectativas poco realistas sobre esto. Pues pensamos que al venir el Espíritu
de Dios sobre de nosotros, como Iglesia, todo se va a arreglar. Que será la
solución a todos nuestros problemas. Que nos irá mejor; que ya no vamos a
pecar, porque seremos inmunes a toda tentación; nuestras relaciones restauradas
mágicamente; que toda la gente se va a convertir… En fin, pensamos que su
venida es el fin de nuestros problemas. ¿Es esto verdad?
Antes de proseguir, aclararé que también es mi deseo y oración
constante que el Espíritu de Dios se manifiesta en la Iglesia de manera
poderosa. No solo eso, insto continuamente a la Iglesia para que lo haga. Sobre
todo en estos tiempos que estamos viviendo. Creo firmemente en que la presencia
de Dios en medio de nosotros es la que hace la diferencia. Lo que no creo es
que cuando viene se acaban los problemas.
Tres respuestas puede provocar en la gente que no es salva la
manifestación del Espíritu de Dios. La primera de ellas, y la que anhelamos con
todo corazón, es que se conviertan, pero esa la trataremos en el devocional de
mañana. Déjame hablar de las otras dos, esas que no nos gustan, pero que son
una realidad en este mundo donde cada hombre es libre de elegir a quien sirve.
Primero, el texto nos dice que la gente estaba asombrada. Mucha
de esa gente recibiría el mensaje, que bajo el poder del Espíritu de Dios,
pronunciaría Pedro. Pero otros se van a quedar en eso, no pasaran de estar
sombrados ante la manifestación del Espíritu. Pero no responderán
favorablemente a Él.
Cuando venga el Espíritu de Dios sobre nuestras iglesias, la
gente de alrededor se asombrará. Pero no todos vendrán a unírsenos. Algunos
comenzarán a buscar explicaciones lógicas. Como decía un ateo: «El hecho de que
no lo pueda explicar, no significa que la ciencia no tenga una explicación
válida para lo que sucede. O, en su defecto, algún día la descubrirá». Muchas
personas buscarán una explicación fuera de Dios para explicar el poder del
Espíritu de Dios.
Otros más, serán indiferentes. Sí, se asombrarán, tendrán
curiosidad, pero luego se alejarán y lo tomarán como una anécdota más en su
vida. No querrán comprometerse con los principios del cristianismo. Recuerda
que aquellos que se asombraron, y comieron, del milagro de multiplicación de
los cinco panes y dos peses, cuando el Señor les habló claramente, prefirieron
irse.
Segundo, otros se van a burlar. Es la gente que no se va a
asombrar, sino que serán abiertamente hostiles a lo que Dios haga. Estas
personas no se acercarán a nosotros, se convertirán en opositores e, incluso,
perseguidores de nuestra fe. La manifestación del Espíritu de Dios no evitará
que nos sigan tratando de «hipócritas», «intolerantes», «opresores», «buscadores
de dinero», etc.
Así que, no esperemos que la venida del Espíritu va a arreglar
todo, que no tendremos problemas y todo será color de rosa. Para los creyentes
será una experiencia sobrenatural, maravillosa, nos permitirá intimar con
nuestro Señor como nunca antes, pero, también, nos fortalecerá para enfrentar
la persecución y los problemas, no nos librará de todos ellos.
Estemos listos para ver las grandes cosas que Dios va a hacer. La
presencia de Dios en nosotros, permitirá a los entendidos brillar más
claramente. Pero los rebeldes preferirán encerrarse aún más en su obscuridad.
Sigamos buscando al Señor y preparémonos para vivir nuestra vida a la luz del
Señor: Algunos oirán, otros solo se asombrarán y algunos se burlarán. Pero, una
cosa es segura, al vernos, Dios sonreirá. Bendecido día.
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