Una nueva era

  

Cuando era más joven, y aclaro que no soy muy viejo, pensaba en el día en que ya fuera anciano y tuviera que decir esa clásica frase de: «en mis tiempos no era así». Sin embargo, el avance del mundo me hizo decir muy pronto «en mis tiempos no era así».

La realidad es que el mundo ha cambiado a una velocidad impresionante. El posmodernismo (expresión que se usa para describir la era que sigue al modernismo); ha permeado en todos los sectores de la sociedad, transformándola redicalmente.

Y este cambio de era afecta a la Iglesia de forma muy directa. Antes de seguir quiero aclarar que de ninguna manera creo en que la iglesia tiene que comprometer la verdad, o en que hay que amoldarnos al mundo comprometiendo nuestra integridad. Pero los cambios que estamos viviendo, de alguna o de otra manera afectarán la forma en que la Iglesia interactúe con la sociedad y, en consecuencia, sobre como ministramos, evangelizamos, aconsejamos, etc..

Vamos por partes, si observas atentamente podrás darte cuenta que los jóvenes ya no se acercan a la Iglesia, y no la ven como opción para la solución de sus problemas. Esto se verá más claramente en los próximos años, cuando el posmodernismo se haga más popular, tal como ya sucede en los países desarrollados.

El posmodernismo se basa en la premisa de que no se puede conocer la verdad, y, aunque alguien la conociera, no se podría transmitir debido a la experiencia subjetiva de esa persona. En el modernismo era diferente, de alguna manera pensábamos que había cosas buenas o malas, que había un bien y un mal. El posmodernismo nos dice que todo es relativo; que la verdad de cada persona es diferente y debe ser muy respetable. 

Esto repercute directamente en la forma en que las personas ven a la Iglesia. Aquellos que han crecido bajo la sombra del posmodernismo ven a los siervos de Dios como personas hipócritas, que no viven lo que predican y, sobre todo, completamente intolerantes (desgraciadamente muchos cristianos han ayudado mucho para fortalecer esta idea). Así que es por eso que la gente no se acerca a la Iglesia. 

Los que nacimos en el modernismo  aprendíamos de manera lógica, sentados y escuchando atentamente (más precisamente esa era la forma en que se nos enseñaba; el maestro tenía la razón y nosotros nos sentábamos a escuchar). Aún y cuando no nos demos cuenta, muchas de nuestras formas de predicar y enseñar se basaban en estas teorías modernistas, nos funcionaban, sí, por supuesto, el público era modernista.

Pero, piensa un momento, ¿podemos seguir presentando la verdad a un público que cree que es imposible, además de pretencioso, conocer la verdad? Los posmodernistas aprenden interactúando, gracias a las tecnologías que se han desarrollado. ¿Has visto como un niño de tres años maneja la computadora, tablet, celular, etc.). Ellos aprenden interactuando, por eso la iglesia tendrá que cambiar la forma (no el fondo) de comunicar la verdad de Dios, de una forma en que las personas puedan interactuar y descubrir por ellos mismos, con la ayuda de Dios por supuesto, la verdad.
 
Hay más, en el modernismo se pensaba que creer en Dios y los asuntos espirituales era obsoleto; la ciencia nos daría todas las respuestas. esto no sucedio; así que el posmodernismo se caracteriza por un retorno a lo espiritual. Desgraciadamente no al Dios verdadero, sino a la madre tierra, brujería, meditación tarscedental, nueva era, etc.. Así que hay un retorno a lo espiritual pero no se busca en la Iglesia como ya lo mencionamos antes.

De forma muy práctica creo que habrá que cambiar en algunas cosas:

  1. Aceptar a las personas. Antes de juzgarlas o condenarlas debemos de ofrecer lo que Dios nos ofreció: amor y aceptación. No me refier a tolerar el pecado, sino a amar genuinamente a las personas. Así como el Maestro convivió con los publicanos y las prostitutas de aquella época.
  2. Amar a las personas. Ya no será suficiente simplemente salir a proclamar que tenemos la verdad (recuerda que los posmodernistas no creen que sea posible). La gente tiene que ver nuestro amor traducido en acción; por eso el Señor Jesús enseñó que la marca distintiva del creyente es el amor en acción.
  3. Actualizar nuestras predicas. Las predicaciones tienen que ser relevantes (tema que tratará en otras entradas de este blog); y prácticas. Además, sería bueno idear maneras de interactuar con nuestros oyentes. No hay que actualizar la verdad, sino los vehículos para que esa verdad llegue más fácilmente a los corazones. No es posible que pensemos en seguir predicando como hace veinte años a las personas que piensan totalmente diferente y que obtengamos los resultados de antes.
  4. No presentarnos como personas que tenemos todas las respuestas. Admitámoslo, por muy maduros que seamos hay cosas que nos es difícil entender, la gente no quiere guías perfectos, sino verdaderos pastores que funcionen como padres espirituales y que conecten a las personas con el Dios que las ama. Ejemplos de superación y espiritualidad que son débiles como un vaso de barro (2 Co. 4:7).
  5. Un sentido de comunidad. La gente necesita un lugar para crecer en amor. Y más que nunca necesitaremos convertirnos en un lugar que realmente ame y le permita a la gente crecer de manera práctica y experimental. Centrémonos más en el cambio interior y no en la apariencia externa.
  6. Poder de Dios. Muchos han estado de cerca con el poder del mal, lo han experimentado. La Iglesia debe convertirse en el lugar donde se experimente el poder palpable de Dios.
  7. Cambiar el lenguaje. Las personas ya no están familizarizadas con Dios y la Biblia. Por eso, será importante cambiar expresiones para lograr un mayor alcance. Ejemplos: reunión de varonas (¿dónde dice la gente varonas?; los del mundo (¿acaso hay extraterrestres?); etc. 
  8. Salir del templo. Durante la era modernista centralizamos toda la actividad cristiana al templo, nos volvimos eficientes y administrados. Ahora es tiempo de salir y conquistar a través del servicio y el amor; con las señales y maravillas del poder de Dios
  9. Discipulado interpersonal. No más grupos de hermanos sentados aprendiendo como vivir. Sino verdaderos discípulos que parenden de sus hermanos de forma relacional, con respeto y amor.
  10. Hacer las cosas con excelencia. Si vamos a hacer algo, hagámoslo con excelencia. Gracias a las redes sociales podemos ver mucha gente con talento, los creyentes debemos hacer todo bien hecho.
  11. Crear una cultura cristiana. ¿Por qué no tenemos una cultura cristiana? Es tiempo de tomar las artes: escultura, música, danza, fotografía, escritura, etc. y usarlos para la Gloria de Dios. Si observas en el Antiguo Testamento, Dios ordenó qu eel Tabernáculo estuviera adornado,lo mismo debemos de hacer nosotros.
 
Muchas cosas hablaré sobre este tema, pero será en otras entradas.El punto final es que me interesa descubrir como ser más eficaz en la obra de Dios para esta generación que, sí, en efecto, no hacen las cosas igual que en mis tiempos. Me preocupan sobre todo nuestros jóvenes ¿Alguna sugerencia? 

Comentarios

  1. LA TECNOLOGIA! Tiene un inmenso poder en ambos sentidos, para bien y para mal, usémosla poderosamente para la gloria de Dios, una campaña de oración y evangelización con paisajes y/o fotografías con versículos, un sobrino de 20 años es fanático de estas fotos ya que le alimenta en su diario vivir. Yo no soy tan cibernética,buscaré serlo,pero hermano ruego porque Dios le bendiga poderosmente por su reflexión

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    1. Hola, gracias por leerme. Concuerdo perfectamente con lo que dice; la tecnología nos dota de herramientas, uno decide si las usa para el bien o para el mal. En nuestro caso hemos de seguir usándolas para honrar y exaltar el nombre de uestro Maestro, el Señor Jesús. Muchas bendiciones de parte del Eterno Dios para usted también y sigamos proclamando.

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