Cómo estudiar la Biblia: 5 Pasos para un Estudio Bíblico Básico
Como el nombre lo indica, quiero compartir con ustedes los
cinco principios básicos para estudiar la Biblia. Sé que hay formas más
académicas, por así decirlo, para estudiar la Palabra de Dios. Pero eso será
para otra ocasión. Muchas veces me he encontrado con muchos creyentes que
quieren aprende a estudiar la Biblia, pero no saben cómo comenzar, y/o piensan
que por no tener material extra (Comentarios, Biblias de Estudio, Concordancias,
etc.) no pueden hacerlo.
Lo maravilloso de las Escrituras es que están abiertas para
todos. Cualquiera de nosotros puede hacerlo. La biblia no es de interpretación
exclusiva o privada. Con esto en mente, vamos a ver los pasos para estudiar las
Escrituras, aún y cuando no contemos con material extra: Ora, Observa,
Pregunta, Piensa y Escribe.
«Toda la Escritura es inspirada por Dios» (2 Timoteo 3:16),
esto quiere decir que el Señor Dios es el autor delas Escrituras. Entonces, lo
más lógico es acercarnos al autor para que nos expliqué el porque de las cosas que
se escribieron. Todo el proceso de estudiar la Biblia tiene que estar saturado
de oración.
Oramos y agradecemos a Dios por enviarnos su Palabra.
Reiteramos nuestra confianza en su guía y pedimos su Espíritu Santo para poder
entenderlas. Pues la Biblia se entiende espiritualmente, no desde las ideas de
nuestra carne. Es necesario que el Espíritu Santo more dentro de nosotros para acceder
a la revelación del Padre. Por eso, es necesario ser salvo para entender la
Palabra.
Lo que estoy diciendo es que todo aquel que ha sido salvo por
la Sangre del Señor Jesús, ha recibido al Espíritu de Dios dentro de Él; y, por
lo tanto, tiene la capacidad espiritual de entender la Palabra de Dios. Pues es
el Espíritu de Dios quien nos guía a toda la verdad: «Pero cuando venga el
Espíritu de la verdad, él los guiará a toda la verdad, porque no hablará por su
propia cuenta sino que dirá sólo lo que oiga y les anunciará las cosas por
venir» Juan 16:13.
Es tu bendición el poder entender la Biblia, con esto en mente
busca un lugar cómodo, prepara un café (o lo que tomes); pide a Dios que te
guíe y manos a la obra. Comienza a estudiar.
Sé que en muchos de los planes de lectura bíblica se te
recomienda leer una media de dos a tres capítulos diarios. Eso es bueno, pero
para estudiar la Biblia lo mejor es tomar unos cuantos versículos para poder
estudiarlos a fondo. En la Iglesia donde asisto, lo más común es que estudiemos
solo la mitad de un pasaje y, en contadas ocasiones, un capítulo es dividido en
tres partes para su mejor estudio.
Al comenzar dije que la Biblia se puede entender sin libros
extras, y estoy convencido que así es. Pero déjame darte una recomendación; que
te consigas dos o tres versiones de la Biblia con un lenguaje más moderno. La
razón es sencilla, la mayoría de nosotros usamos la versión Reina Valera 1960.
Eso indica que su lenguaje fue revisado en 1960 ¡Hace ya casi 60 años! Por lo
que a veces es difícil de entender por las palabras que usa y el español
elevado que fue utilizado para escribirla.
Hay muchas versiones actuales: Nueva Biblia Internacional; La
Palabra versión latina; Traducción en Lenguaje Actual; Nueva Versión
Internacional; Nueva Biblia al Día; etc. Aquí en México, puedes encontrar
presentación en rústica de estas Biblias que no sobrepasan los cien pesos. En
lo personal, las que más uso son la Nueva Biblia al Día (NBD) y la Nueva
Versión Internacional (NVI). Las versiones modernas te permiten entender mejor
el lenguaje de la Biblia y te preparan para este punto.
La observación se define como «mirar atentamente», no se trata
de que «leas» el pasaje, sino de que lo «observes». ¿Qué vas a observar? Pues,
entre otras cosas, de qué trata el pasaje, quienes intervienen, que dicen, como
lo dicen, a quien se lo dice, que palabras usan, que comparaciones se usan,
cual es el estado emocional de los que intervienen, cuales mandatos, cuales
promesas, de que se habla antes del pasaje, etc.
Lee el pasaje una, dos, tres veces. Léelo en las otras
versiones. Ora. Vuelve a leer. Observa, Deja que el pasaje te empape.
Imagínalo. Saboréalo. Vuelve a orar. No presupongas nada, no eres tú quien le
enseñará al pasaje, sino el pasaje es el que debe impactar tu vida. Entonces,
estarás listo para la siguiente etapa.
Si observaste con mucha atención el pasaje, lo más natural es
que te surjan preguntas: ¿Por qué dice eso? ¿Por qué le contestó? ¿Por qué nos
compara con ovejas? ¿Por qué lo hizo? Por mencionar algunos ejemplos. Aprender
a hacer buenas preguntas es esencial para adentrarnos en la Palabra de Dios.
Usemos un ejemplo: El Señor dice: «Yo soy la vid, vosotros los
pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados
de mí nada podéis hacer» Juan 15:5. Después de meditar en el pasaje, podemos
hacernos preguntas como: ¿Por qué se compara con una vid? ¿Qué es una vid? ¿Qué
son los pámpanos? ¿Por qué nos compara con pámpanos? ¿Cuál es el fruto que
podemos dar? ¿Qué es lo que no podemos hacer sin Dios? Bueno, estas son
preguntas obvias. Pero si queremos profundizar, podemos hacer preguntas como
estas:
¿Somos una extensión del Señor Jesús o parte de la misma
planta? ¿Hay alguna relación entre el fruto de la vid con el cumplimiento de la
promesa mesiánica? ¿Si somos cristianos, no se supone que estamos unidos al
Señor, cómo podríamos separarnos de Él? ¿Cómo se permanece en Él? ¿Cómo podemos
permanecer en El Señor Jesús y Él permanecer en nosotros al mismo tiempo? ¿Nos
unimos a Él o Él se une a nosotros? ¿De verdad no puedo hacer nada? ¿El nada se
refiere a que estoy en un estado de inanición o a que no puedo dar fruto?
¿Cuánto fruto estoy dando? ¿Qué me dice eso de mi permanencia en el Señor
Jesús? Etc.
Las preguntas deben de hacerte pensar, lo que es el punto
siguiente:
A Josué se le dice que debe de meditar (pensar) en la Palabra
día y noche (Josué 1:8). Una de las deficiencias de la Iglesia actual en
occidente es que piensa muy poco. Queremos que nos lo den todo procesado y, de
preferencia, en video de 10 minutos en Youtube para no tener que leer. Pero un
verdadero estudio de la Biblia exige que pienses en el pasaje.
Es necesario pensar y comenzar a responder las preguntas que
vas formulando. Déjame hacer un paréntesis para señalar que, aunque yo lo puse
como una secuencia, estos pasos suelen revolverse, pues al pensar te surgen más
preguntas, o que te lleva a orar, encuentras respuestas que te llevan a pensar
y, así, continúas profundizando.
Piensa durante el día en el pasaje, llévalo contigo (usa ese
celular para algo bueno). En lugar de desesperarte con el tráfico, angustiarte
con las deudas, y de más pensamientos inútiles en los que solemos perder el
tiempo. Comenzamos a pensar. A entender. A orar nuestro pasaje. Entonces, de
repente, vendrá revelación a tu vida y el pasaje se hace una verdad para ti.
Por último, ten un cuaderno especial para escribir lo que
escribiste. Esto te ayudará a no olvidar las cosas que has pensado. Créeme,
todo servirá en su momento. Si estás en camino a tu casa y te viene una idea,
usa el celular y grábala. Llegando a casa toma tu cuaderno y escribe. Ok, tal
vez te suene muy anticuado usar papel y pluma. Abre un archivo de Word y
escribe por fecha tus conclusiones y lo que Dios te habla.
Después de un tiempo de hacer esto, te darás cuenta cómo vas
profundizando en el estudio de la Palabra. No importa si no sabes escribir, el Diario
de Estudio es para ti, con que tú lo entiendas es suficiente. Es para dejar
constancia de como profundizas en la Palabra de Dios.
Es bueno, también, escribir los cambios que haremos en nuestra
vida para alinearnos con lo que hemos aprendido en nuestro estudio.
No me queda más que animarte a estudiar la Palabra de Dios.
Imagina que es como un mar. Es maravilloso estar en la playa, es un placer
sentir las olas. Pero lo mejor de todo es cuando buceas y encuentras el
impresionante mundo marino. Así, es maravilloso sentarte y escuchar a un buen
expositor de la Palabra, es un placer tomar la Biblia y comenzar a leer- Pero
lo mejor de todo es cuando te sumerges y tienes un encuentro con las verdades
profundas de las Escrituras. Pues bien, haz a un lado esa computadora o celular…
profundicemos en su Palabra.
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