Día 45. Una mujer virtuosa


Día 45 de la Contingencia COVID-19

«Ahora, hija mía, no te preocupes por nada. Yo haré lo que sea necesario, porque todo el pueblo sabe que eres una mujer virtuosa». Rut 3:11 RVR60


Según las órdenes de Dios, los del pueblo de Israel no tenían que mezclarse con los demás pueblos de la tierra. Es por eso que los judíos solían desdeñar a aquellos que eran extranjeros. Sin embargo, aquí encontramos a una mujer, del pueblo de Moab (quienes habían estado en guerra con Israel muchas veces), a quien todo el pueblo consideraba una «mujer virtuosa». Por eso, será interesante aprender de Rut las cualidades de una mujer virtuosa.

¿Qué viene a tu mente cuando lees la palabra «virtuosa»? tal vez te sorprenda su etimología, pues virtuosa viene de la Palabra hebrea «kjai», cuyo significado, según la Concordancia Strong, es: «fuerza». ¿Esta característica te vino a la mente cuando piensas en una mujer virtuosa? Tal vez no, pero damos gracias a Dios que la Iglesia cuenta con muchas mujeres fuertes, es decir, virtuosas.

El diccionario de Vine amplía este significado, y nos dice que esta palabra también significa potencia, es decir la capacidad de que se realicen las cosas y de producir. Dentro de las múltiples acepciones de este término, también hay otro que nos da luz en el pasaje, y es que eta palabra también se usa en el sentido de «capaz». Con esto en mente, aprendamos de Rut las características de una mujer virtuosa.

1. Fidelidad
La historia de Rut comienza con su suegra, Nohemí. Israel pasaba por un gran periodo de hambre, así que, junto con su esposo y dos hijos, deciden ir a la tierra de Madián. Es en tierra extranjera que sus hijos crecen y se casan con dos mujeres madianitas. Desgraciadamente, el esposo e hijos de Nohemí mueren, por lo que ella decide regresar a su tierra. Sus nueras, Rut y Orfa la acompañan.

Sin embargo, Rut les pide que se queden, que con ella ya no tienen futuro. Orfa, entre lágrimas, se despide; pero Rut responde de forma hermosa y contundente: «tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios». ¡Qué tremenda la fidelidad de Rut! Pues no era decisión fácil. Ella sabía que en Israel serían dos viudas que dependerían de la mendicidad para sobrevivir; mientras que en Madian podría rehacer su vida, en Israel era improbable que un judío quisiera casarse con ella.

Por eso, la fidelidad es la primera evidencia de la fuerza de Rut, de su virtuosidad. Y, ¿sabes algo? La fidelidad es un valor que se está perdiendo en nuestra sociedad; pues vivimos en tiempos en los que cada quien vela por sus propios intereses. Rut no solo fue fiel a su suegra, también aprendió a ser fiel a Dios y seguir sus mandamientos. Es de admirar su entereza al enfrentarse a las circunstancias que la vida le mostraba. Esta lealtad la reconoce Booz en un verso anterior al que estudiamos.

2. Escucha consejo
«Nadie experimenta en cabeza ajena». Es un famoso dicho que expresa la verdad de que las nuevas generaciones no escuchan a las anteriores. Aún dentro de la Iglesia se suele ver a los hermanos mayores como personas que están «desfasadas» de la realidad hoy estamos viviendo y, por esto mismo, no los escuchamos… hasta que es demasiado tarde.

Rut no era así. A pesar de ser una mujer tan fuerte, ella sabía escuchar. Cuando lees su historia te das cuenta que en todo siguió los consejos de su suegra. ¡De su suegra! Me pone a pensar en cuantas mujeres hay que respetan de esta manera a su suegra (pero ese es otro tema). Rut era joven aún, podía labrarse un futuro en Madián, pero ella decide ir a Israel y atender los consejos de Nohemí.

Mi querida hermana, si quieres ser reconocida como una mujer virtuosa será necesario que aprendas a escuchar consejos. Es verdad que hay muchas personas que no te aconsejarán a lo bueno, pero, también, hay muchas que tienen consejo espiritual para ti; aprende a escucharlos, a poner en práctica lo que te dicen.

3. Proactiva
Una persona proactiva, en palabras sencillas, es aquella que se hace responsable de si misma y toma iniciativa. Es decir, no «reacciona» a las situaciones de la vida, sino que las enfrenta serenamente. Rut era de esas mujeres, ante su situación, ella no se quedó sentada; así que se va a trabajar. De acuerdo a la ley, los que recogían la cosecha no podían volver a levantar lo que se les caía al suelo, eso era para los pobres. A eso se dedica Rut, no le da pena, no le da miedo, ella se lanza a enfrentar la vida. Aquí se revela su fuerza.

Y eso es lo que le hace virtuosa, a pesar de que Rut había sufrido, de que tenía sus perspectivas limitadas, como extranjera, como viuda. No culpa al cielo ni a nadie. No toma un status de «víctima» para sí misma; se arremanga y se pone a trabajar. Y lo hace de una forma excelente. Rut era una mujer «capaz». Esta es la clase de mujer que necesita la Iglesia.

4. Trabajadora.
De ninguna manera nos podemos imaginar a Rut como una mujer que iba por la vida intentando dar «lástima» para ganarse el favor de los demás. Ella se dedica a trabajar. Mira, cuando Booz, el dueño del campo donde trabajaba, llega a supervisar la cosecha, Rut le llama su atención por la forma de trabajar. En Rut 2:7, su capataz le dice a Booz: «desde que llegó no ha dejado de trabajar con esmero».

Una mujer virtuosa no espera a que «pasen» las cosas, ellas, con la ayuda de Dios, comienzan a trabajar para que sucedan (a eso se refiere el significado de «potencia»). Por eso, se consiente que tu matrimonio no se va a arreglar por sí mismo, que tus hijos no se van a «enderezar» solos, que el dinero no tocará a tu puerta; es tiempo de que tomes tu lugar y comiences a trabajar en tu familia, sociedad, trabajo. Ser ejemplo de un trabajo inteligente y bien hecho.

Mientras estudiaba la vida de Rut me quede admirado por su actitud, por su fortaleza, por su entereza para enfrentar las situaciones que le tocó vivir. Pues es verdad que las mujeres han sido, más veces de las que quisiéramos reconocer, relegadas, abusadas, oprimidas. Pero Rut supo vencer esas dificultades, y si ella pudo, tú también lo podrás hacer, Dios está contigo.

Lo que me impresionó mucho es que Booz no le dijo: «yo me he dado cuenta de la clase de mujer que eres». No, él le dice: «todo el pueblo lo sabe». Es decir, Rut estaba en boca de muchos porque admiraban su proceder. Era patente para ellos que era una mujer fiel, fuerte, capaz, proactiva, trabajadora. Así deberían de hablar de las Hijas de Dios.

La primera recompensa de Rut fue material, al rehacer su vida con un hombre rico, esto nos puede parecer machista a los ojos de nuestra sociedad, pero, en aquellos tiempos una mujer viuda y extranjera estaba condenada a pasar muchas penurias. Dentro de las reglas de esas sociedades, Rut pudo sobresalir manteniendo su integridad y con la bendición de Dios.

La segunda recompensa de Rut fue espiritual, y no se enteraría de ella en esta tierra. El libro de Rut termina diciendo: «Booz fue el padre de Obed. Obed fue el padre de Isaí. Isaí fue el padre de David» (Rut 4:21b-22) ¡Rut terminó siendo bisabuela del Rey David! Pero esa no es la bendición a la que me refería. Al ser ascendiente del Rey David, significa que de Rut descendió, muchas generaciones después, el Señor Jesús.

Mis queridas hermanas, grandes son las recompensas de las mujeres virtuosas. Ante Dios su valor se ha multiplicado. Aprendan a vivir en Él para que sean restauradas y usadas de formas sorprendentes.

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